lunes, 5 de junio de 2017

Eugenio Hermoso (1883 – 1963)


Nació en Fregenal de la Sierra, Badajoz, el 26 de febrero de 1883. Se formó en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, gracias a una beca que le fue concedida por el Ayuntamiento y la Diputación Provincial de Badajoz, en la que tuvo como maestros a Gonzalo Bilbao y José Jiménez Aranda. En 1901 se trasladó a Madrid para asistir a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde muy pronto fue uno de los alumnos más destacados, época en la que realizó numerosas copias de los grandes maestros del Museo del Prado.
Visitó de forma asidua el Ateneo y el Círculo de Bellas Artes, donde conoció y entabló amistad, entre otros, con Daniel Vázquez Díaz, Julio Romero de Torres, Antonio Ortiz Echagüe y José Gutiérrez Solana. Fue elogiado por numerosos intelectuales de la época, como Pío Baroja, Díaz Canedo y Juan Ramón Jiménez.
Entre 1905 y 1906 recorrió Francia, Bélgica y las ciudades más importantes de Italia: Génova, Pisa, Roma, Nápoles, Florencia, Venecia y Milán, entrando en contacto con las vanguardias europeas, conociendo a los impresionistas y admirando los retratos de los sarcófagos egipcios de la época romana.
En 1912 expuso en Londres, y en 1934 en Argentina, Chile y Brasil.
Alcanzó la Primera Medalla Nacional de Bellas Artes en 1917, junto a Joaquím Mir y Valentín de Zubiaurre.
En 1918 se instaló obligada y definitivamente en Madrid, pues su mujer, que había perdido la razón, fue internada en un sanatorio psiquiátrico.
Logró una cátedra en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, siendo un acérrimo opositor de la abstracción, motivado por la importancia capital que daba a la figura humana. Enseñó a generaciones de artistas españoles su experiencia de la modernidad.
Frecuentó el café Maisón Doré, donde se reunía una tertulia modernista a la que asistían entre otros: Jacinto Benavente, Manuel Machado, Antonio Machado, Anselmo Miguel Nieto, Sebastián Miranda, Enrique Gómez Carrillo, y Francisco Villaespesa.
También era asiduo a la tertulia nocturna del café Nuevo Levante, a la que acudían los hermanos Ricardo y Pío Baroja, Ignacio Zuloaga, José Gutiérrez Solana y Rafael de Penagos, entre otros.
En 1926 le fue otorgada la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes.
Bajo el seudónimo de Francisco Teodoro de Nertóbriga publicó su Autobiografía en 1955 y firmó sus pinturas de carácter satírico. Murió en Madrid el día 2 de febrero de 1963.
Con motivo de su centenario, en 1983, el Museo de Bellas Artes y la Diputación de Badajoz organizaron la exposición: “Eugenio Hermoso y la pintura de su época”, que recorrió casi toda Extremadura.
Con ocasión de la Exposición Universal de Sevilla de 1992, de nuevo, la Academia de Santa Isabel de Hungría celebró una muestra de su obra más representativa.
La obra de Eugenio Hermoso se caracteriza por su vibrante colorido, se dice que nadie como él supo plasmar los colores de las puestas de sol, y por sus escenas costumbristas extremeñas, en los que como decíamos, dio vital importancia a la figura humana.
Sus obra están representada en distintos e importantes museos, entre ellos el Museo de Bellas Artes de Sevilla y el Museo de Bellas Artes de Badajoz que posee una importante muestra de ella.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro, y que otras personas disfruten contemplando sus obras.



























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